Un cuento basado en la vida real me cuentan si les ha tocado a ustedes.
4 de Julio 2016| Me encontraba en Seaport – Manhattan, una zona bien «nice» reconocida como Financial District donde un plato de comida cuesta más de lo normal y todo parece estar bien puestesito en su lugar comparado con otras zonas de New york. La gente andaba turistiando – más ahora por que es verano – pero claro la fecha era la ocasion ideal para que todos , incluso los que llevan años viviendo en este país se dieran un borondo en Manhattan y esperaran con ansías toda la celebración programada para el día de la independencia.
Las calles estaban adornadas con las estrellas de la bandera estadounidense , los caminantes vestían colores alusivos a la patría norteamericana y los pequeños banderines se veian sujetadas por las manos de los veteranos de la guerra al igual que en las dulces y tiernas manos de los niños que iban en coche sin conocer el signifcado de ella.
Yo estaba ahí, parada con una jornada laborar de 12 horas (hace parte de mi nueva vida de inmigrante pues debo vivir de otra cosa porque el periodismo no me mantiene) el sol, el calor y el sudor eran parte de mi pero estaba dando mi mejor sonrisa porque es el trabajo que me da la papita y la oportunidad de practicar mi ingles acentuado.
Llegaron las 9:00 de la noche y las energías no eran las mismas, todos los espectadores querian que empezara la polvora y estar en el mejor lugar para verlos, mientras nosotros estabamos recogiendo las cosas para marcharnos, ya no nos importaba la polvora ni que fuera festivo, yo por lo menos solo queria ver un puesto libre en el tren y llegar pronto a casa, estabamos en esas cuando depronto la lluvia empezó acompañar la noche y en medio de ella, el chico de las sombrillas.
Un muchacho de 20 años, un poco bajito con cabello crespo apretado sujetaba entre sus manos dos cajas delgadas con sombrillas amarillas y moradas, depronto él se percato que habiamos trabajdo todo el día y nos quiso pasar primero las sombrilas, eso fue lo primero que pensé , luego me di cuenta que temia por su vida.
No lo digo literal, no es que lo fueran a matar pero en el preciso momento en que el chico de las sombrillas salió a repartir sombrillas gratis dejó de ser persona, todas las manos se acercaron para arrebartarle una, las palabras se volvieron voces perdidas en la algarabía y la agresividad se reflejo en la cara de los presentes que insistian en querer más sombrillas cuando ya no habia.
La multitud preguntaba : donde esta? qué se hizo? todos querían obtener una sombrilla como diera lugar, el chico de las sombrillas se acercó , aseguro en voz alta que no tenía más sombrillas, quería salir del lugar sin que lo acosaran, se volteo de nuevo a donde nosotros, el mundo se dividio en dos de nuevo, nosotros los que trabajamos y ellos los que se divertian, sonrió y dijo : gracias, creo que no vuelvo a trabajar entregando sombrillas.
| Fuera del cuento que no es cuento, cuantas veces nos hemos comportado como animales cuando algo es gratis?