Esta es mi carta de despedida a 730 días de trabajo como directora de educación en una organización sin fines de lucro en la Ciudad de New York.
Llegué en medio de una pandemia a Qualitas, era el 2020 y el momento de incertidumbre había golpeado a mi familia tanto emocionalmente como fisicamente. Mi hermano se recuperaba tras su hospitalización, mi mamá comenzaba a recuperar un poco de paz y tranquilidad después de tantas noches sin dormir, vacios en el estomago y ratos amargos que parecian haber robado la alegría en su rostro.
Todo lo que iba de ese año era un desastre, era un «Tragrame tierra» era un constante » Ahora qué?» Entonces si… en Julio de ese año cuando empecé el proceso de selección para Qualitas mis ánimos cambiaron. Fue alentador iniciar un nuevo camino profesional, conocer su misión, su labor, el programa de ayudas financieras y entrega de alimentos que estaban realizando, y sentir por un momento en medio de tanto caos que podia contribuir en algo, por lo mas mínimo que fuera, en ayudar a los mios ( a mi gente).
Mis inicios en Qualitas representaron la puerta en un nuevo mundo: La eduación financiera. y la modalidad de trabajo en la era virtual – Imaginensen pués- La introducción fue corta y al ruedo, mi curva de aprendizaje fue en la marcha durante jornadas de trabajo, estudio por mi propia cuenta después de las cinco y treinta y constantes preguntas a un equipo virtual que si bien me recibio con mucho cariño, yo no lo conocía y asi como uno empezando la escuela pues da pena preguntar, molestar e incomodar.
Recuerdo que en mis primeros meses me emocionaba cuando recordaba el nombre de un contacto o de una alianza, también me desanimaba cuando por lo contrario sentía que no era de gran apoyo o ibamos a una reunión y yo era la cabeza ventilador, de lado a lado sin opinar. Asi que esos primeros meses fueron de absorver y aprenderme el discurso (la importancia de la educación financiera para la comunidad latina en el area triestatal) poco a poco me apropie de las palabras claves, de nuestro programa y creí vehemente en el impacto de cada uno de nuestros cursos en la gente que recibia nuestro programa, que con sus testimonios y sus comentarios nos regocijaban el deber cumplido.
Si, los cursos eran totalmente virtuales y era una pantalla la que nos unia con los participantes pero ese espacio virtual era una conexión increible, era contar con mujeres que llegaban a casa después de una jornada larga de trabajo a conectarse para no perder su clase, adultos mayores aprendiendo a usar su celular para ver las sesión, familiares compartiendo historias de metas financieras, cada clase era un espacio de sueños en construcción.
Asi que si.. fue fácil enamorarse del trabajo en Qualitas, de su labor, de su misión, su historia, su programa, su gente, su comunidad. Ahí en esa organización que cumple 15 años aprendí la fuerza e impacto del trabajo en equipo, a mantener la calma, a pensar en el otro, a ser mas»gente» a entender que mientras un conjunto de personas compartan la misión y el camino de la organización habrá cooperación. Como directora comprendí a escuchar otras perspectivas, otros puntos de vista, a vencer miedos, entendí el valor de la gente que trabaja con amor.
Tuve la fortuna de ver esta ciudad a traves del trabajo de cientas de organizaciones convencidas de los cambios pequeños para grandes impactos.
Tuve la fortuna de trabajar con un equipo increíble, profesionalmente, y de gran cálidad humana , una jefe maravillosa, una jefe guía, amorosa, condescendiente y justa. Una colega que se hizo amiga y de la que he aprendido mucho, una colega viajera que se hizo complice de risas,un equipo que me llevo completito en el bolsillo para los siguientes caminos.
Tuve la fortuna de despertarme por dos años seguidos y querer ir a trabajar, asi fuera lunes, asi tuvieramos jornadas largas, asi el cansancio se asomara.
Tuve la fortuna de amar mi trabajo. ♡
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