Su cabello permaneció casi intacto, cambio de color pero no perdió el grosor ni la abundancia de su cabellera, blanca con uno o dos hilos negros que conservaba, según la información de sus documentos debió encogerse con los años, parecía mas alto cuando estaba pequeña , recuerdo que sus manos tenían tanta fuerza para abrazar como para quebrar el pescuezo de una gallina y las horas para dormir eran las mismas en las que se acostaban sus pajarracos. Los huevos de pato , las montadas de caballo, la caña de azúcar recién cortada, el sancocho en leña, la natilla de maíz, los bimbos corriendo en el patio, el árbol de guayabo, el olor de la miel de purga y las hazañas de su época te dibujaban una sonrisa sin reparo.
En su tiempo la comida abundaba, las comidas se repetían, puedo creer que no existía un vecino que no conociera el sazón de Juancho. La Unión, Versalles, Santander de Quilichao y la Buitrera dejaron conocidos y vecinos que se volvían familia, sería un equivalente a un famoso en facebook, tendría un twitter con sus apuntes de la tarde, sus fotos de instagram serian de comida criolla pero al final ,cerraría todo, porque prefería coger el bastón y caminar hasta la tienda para poder conversar con lo conocidos que encontraba en su paso.
Ximenita, grato encontrar una nota sobre mi padre. Tremendo personaje. Creo que vale la pena elaborarla. La puedes hacer y aprovechar las memorias del resto de la familia.
Me encantaría reconstruir las memorias del abuelo con lo que cada uno se ha quedado guardado. Ya tendremos la oportunidad de elaborarla. gracias, un abrazo.