Creo que la mayoría de cosas bonitas en mi vida las he empezado de empujón (incluido lanzarme de un avión) y con un poco de miedo, susto, esa vaina que te empuja o te frena, pues a mi algunas veces me patea para vivir experiencias que parecen estar fuera de alcance.
Desde que llegué a New york, mi hermano se ocupó de que yo siguiera estudiando, aprendiera el idioma y me motivaba para seguir un estudio superior, mi mamá por su parte la hacía coro diciendo: ser estudiante es chevere, y bueno, después de todo, la educación es la herramienta que tenemos nosotros los que somos de clase trabajadora para jodernos menos y de pronto, ganar mas.
Estaba en la oficina cuando recibí un recordatorio sobre mi aplicacion, estaba incompleta. Había empezado a llenar el formulario desde hace más de un año atrás y la había dejado quieta.
– Ximena cuando vas a terminar la aplicación?
Yo misma me regañe y hable con el sustillo interno que causaba sentarme a escribir el primer ensayo diciendo porque era una buena candidata para el programa de Maestría en Relaciones Internacional y bueno, con susto y todo, empecé a escribir sin parar las 500 palabras que justificaron mi deseo, aptitud y experiencia. El susto se convirtió en emoción y ahora no podía ver la hora de tener todos los documentos completos y darle click a «enviar» para empezar apretar nalga y esperar la respuesta.
Sin embargo, todos estos procesos toman tiempo, mas si tus diplomas vienen de Colombia. Hay universidades muy buenas en eso, y la Autónoma fue super diligente con el proceso, hay otras que no, por eso creo que es importante conocer el soporte administrativo de las entidades educativas y al aval internacional con el que cuentan, pero bueno, uno va aprendiendo a perder la paciencia y recuperarla , a darse ánimos y esperar, pues la historia académica en español e inglés es uno de los requisitos y debe venir totalmente sellada desde la universidad donde realizaste tus estudios. Como yo no me encontraba en Cali, firme un poder y una amiga muy querida me hizo el favor de hacer los trámites correspondientes.
Reuní todos los papeles oficiales, transcripciones, examenes, cartas de recomendación, mi famoso ensayo de presentación y finalmente le di enviar dos días antes de que cerraran las aplicaciones. Me di un respiro, y la sensación de haber cumplido la tarea pendiente me trajo regocijo.
EL SÍ!
Primero llegó un email diciendo que los resultados ya estaban en la plataforma, quería comer primero para no pasar malos ratos, la sopa se iba a enfriar y si me decían que no estaba aceptada pues no se me iba a quitar el hambre, pero me iba a sentir un poco triste, pero igual no aguante, así que ingrese al website con mi usuario y contraseña, leí rápido como buscando alguna palabra clave, ahí fue que encontré «Felicitaciones» y me quede quietita.
Gracias vida!
Para mi fue un gran logro entrar al programa de Maestría en la Universidad que quería y en la Ciudad que soñaba, el logro era mio entre comillas, pero la verdad era un logro compartido porque no habría sido posible sin todo lo que he recorrido en esta aventura de inmigrante, todo ha contribuido: la experiencia de los voluntariados, las conexiones que he establecido , los trabajos que he realizado, las historias de vida que he compartido y el amor y apoyo que he recibido de mi familia y amigos.
Por eso les digo: A darle con toda!. A escribir esa carta de aceptación, estudiar para los exámenes, hacer la diligencias cansonas, y desfallecer de vez en cuando y retomar, porque cada uno tiene metas de diferentes tamaños, colores y sabores, pero son propias y la satisfacción de haber cumplido es infinita. Para mi el camino apenas empieza, tengo susto, emoción y muchas expectativas, es un reto volver a las escuela, es una oportunidad para descubrir y explorar el sistema educativo de la Ciudad y aprovechar las puertas que nos abre una Maestría en New York.

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